viernes, 10 de julio de 2009

¿Qué ya se acabo la canchita?

Existe una paranoia que se dilata con los años. Ya Lombardi en el 85 nos había mostrado las humillaciones y abusos de un grupo de perros que vivían en el “pequeño” Leoncio. Tres años más tarde nos muestra las consecuencias de un delirio militar enseñado y practicado por unos perros que se convirtieron en lobos. Es así que el abuso de poder es una cadena que al jalarla se lleva todo residuo incipiente para la “sociedad”. Y qué más incipiente y relegado que un grupo de andinos que no son aceptados “inconscientemente” por la “gentita” de la Gran Lima. Sí inconsciente, porque se podrán alzar banderas de igualdad y nacionalismo acérrimo, pero que tanto esto es realmente cierto.

En fin, el punto es que la violencia siempre está ahí, desde rincones tan evidentes, como es dentro de círculos militares, dónde se imparte la enseñanza de la burla a los demás. Hecho del cual casi más de la mitad de la población conoce, pero ni se inmuta ante la situación, solo sale en defensa de los derechos humanos y en pro de la sociedad cuando aparecen videos en Youtube o películas que tratan de retratar algún tipo de violencia que nos hiere por un par de horas, pero luego es olvidada cuando se termina la canchita. Y el abuso a los demás, es una acción tan natural del hombre, que evidentemente, tiene sus grados de magnitud, pero al final todos caemos en el mismo círculo.

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