jueves, 16 de julio de 2009

El Fanstama del Terror

El terrorismo siembra el miedo y deja que este crezca por si solo dentro de nosotros, tan solo dando unas pequeñas dosis para alterar nuestros nervios y volvernos paranoicos.

La ausencia de los terroristas en la película La Boca del Lobo, es una manera de, no solo enfocar la trama y centrarse en el drama de los militares, sino también de demostrar que el enemigo más grande es el miedo que nace dentro de uno mismo a lo que no se puede ver, no a lo desconocido (porque de alguna manera los militares están preparados para ello), sino más bien, al vecino que se esconde y que puede traicionarnos, al campesino manipulado por el miedo y el que por su vida puede matarnos sin piedad. Las marcas, las señales, las pintas y algunos actos de demostración de poder refuerzan el hecho de que ellos están, de que el miedo es su medio predilecto para mantener el conflicto y perpetuar la atención, de que son tan poderosos que para nosotros pueden ser invisibles.

El terrorismo inicia el juego de las escondidas, pero es como jugar en un laberinto y con un fantasma, con un alma que nos persigue y nos condena con su ausencia. La presencia del terror o la ausencia de representación de este en un individuo real y semejante a nosotros; siempre se ha reflejado de esta manera, como el demonio que entra por las noches por la ventana y nos asusta, nos condena, nos amenaza y luego nos mata.

Nada está dejado a la suerte, todo está calculado hasta la culminación del plan, obedecer o morir.
Img: José Vergara

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